En el País de Astérix y Obélix

Infanzón navarro

Da la sensación que la clase política de la CAV y de la CFN tratan de convencernos de que vivimos en dicho país, antes de entrar en el tema que nos ocupa conviene recordar un poco la historieta y realizar simples comparaciones.

Astérix vive alrededor del año 50 a. C. en una aldea ficticia al noroeste de la Galia, la única parte del país que no ha sido conquistada aún por Julio César, también personaje de la serie. La aldea está rodeada por cuatro campamentos romanos: Babaórum (traducido también en ocasiones como Pastelalrum), Acuárium, Láudanum y Petibónum («petit bonhomme»), traducido en ocasiones como Hombrecitum, a este respecto, hay que citar la característica introducción de todas las historietas:

La resistencia de estos aldeanos se debe a la fuerza sobrehumana que adquieren tras beber una poción mágica preparada por su druida Panorámix.

Muchos libros de Astérix tienen como trama principal el intento del ejército romano de ocupar la aldea y evitar que el druida prepare la poción o de conseguir algo de ella para su propio beneficio, estos intentos son frustrados siempre por Astérix y Obélix.

El “ESTADO NAVARRO” está mucho peor, conquistada y su sociedad colonizada mediante genocidio, a día de hoy troceada en tres franquicias, CAV, CFN e IPARRALDE.

La poción mágica son la creencia transmitida por la casta política “neocarlista jesuítica-opusiana vasca” haciéndonos creer de que vivimos superiormente a nuestros vecinos gracias al cupo, ahora que con tanta redundancia lo están utilizando, el lapsus del ministro de economía español dejando caer que Euskadi podría pagar al Estado más que las demás autonomías, esto confirmaría aún más, que el cupo es un peaje colonial acordado con los conquistadores después de la rendición, y en esas continuamos.

Si las comparaciones son odiosas ésta es desastrosa, no hay más que salir a la calle para ver las miserias más flagrantes contra los derechos y libertades de la sociedad que esta casta dice defender, aparte de que hacen suyas todo el imaginario transmitido por el imperialismo franco español vaticanista, niegan toda la realidad histórica de nuestra sociedad predicando la independencia pero viviendo muy cómodos en la dependencia, siendo así cómplices activos de los tres Estados más absolutistas de Europa (España, Francia y el Vaticano)

Se habla pero cada vez menos del conflicto vasco, el llamado conflicto vasco, en realidad es el “NAVARRO”, y no comenzó el año 1936 tal como nos recuerdan continuamente el social imperialismo de los conquistadores, además de los del “ESTABLISHMENT” y el “MODUS VIVENDI” político del “neocarlismo jesuítico-opusiano vasco”. Para el “neocarlismo jesuítico-opusiano vasco” todo empezó aprox. hace 120 años, lo anterior es una historia jamás contada a la sociedad a la cual dicen defender, porque si lo hicieran echaría por tierra toda su razón de ser y existir con sus mitos folclóricos y los relatos “pseudo patrióticos” con los que nos han impregnado durante estos últimos 50 años.

El conflicto empezó con las diferentes conquistas y la colonización genocida más el desmantelamiento y desintegración del “ESTADO NAVARRO” en 1841 después de haberse perdido la primera guerra carlista, y el reparto de lo que quedaba entre los Estados de España y Francia.

Para terminar quiero dejar constancia de lo siguiente: Ahora que definitivamente ha acabado el ciclo de la lucha armada y de las siglas que la mantuvo quiero indicar que para el imperialismo franco español vaticanista y el neocarlismo jesuítico-opusiano vasco, la lucha armada ha supuesto una cortina de humo para tapar el verdadero conflicto político-jurídico que padece la sociedad del “ESTADO NAVARRO”, que no es otro que la conquista, colonización y ocupación continuada.

Ahora es cuando verdaderamente es el momento para reivindicar y luchar dialécticamente en la recuperación de nuestro “ESTADO NAVARRO”. Esta reivindicación es prioritaria porque no siendo así seguiremos dando vueltas a la peonza invirtiendo tiempo y energias en un movimiento que no nos lleva a ningún lado.